
"Estamos en total desacuerdo con la decisión del obispo y pensamos que Paul Vlaar no merece este castigo. Todos estamos con él", declara uno de sus fans.
El grupo de apoyo a este sacerdote, "Pastoor Paul Vlaar doet het juist goed" (Paul Vlaar lo está haciendo muy bien), dice que el cura hizo "lo que se supone que debe hacer: encontrar conexiones con la vida de la sociedad actual. La iglesia de Paul está llena, mientras que el resto de iglesias están vacías en Haarlem".
El obispado de Haarlem-Amsterdam le suspendió de sus funciones al enterarse de que había dedicado una misa a la selección de Holanda el domingo antes de la final del Mundial de Fútbol de Johannesburgo contra la selección española.
Vlaar no se limitó a rezar por "La Naranja Mecánica", sino que vistió de naranja durante la celebración, al igual que unos 300 parroquianos, colocó banderines y velas naranjas en el recinto e incluso actuó de arquero cuando un feligrés pateó un balón por el pasillo central.
EFE
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